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Mexico Opera Studio enciende Plaza Fátima con su Gala de Ópera Mexicana

  • El concierto operístico repasó 11 partituras de creadores nacionales, y algunas recuperadas del olvido, explicó el director concertista del MOS, Alejandro Miyaki
  • En su segunda fecha del V Ciclo de Ópera Mexicana del MOS, los pianistas Aarón Abinadi, Eduardo Vera y Sergio Garzón fueron el ensamble perfecto para potenciar la ejecución de las diferentes voces

San Pedro Garza García, Nuevo León, 13 de febrero.-  Una antología de piezas de Ópera de compositores mexicanos fueron ejecutadas en una agradable velada, que combinó sobre el escenario a tres sopranos, una mezzosoprano, cuatro tenores, un barítono y un bajo barítono para deleite de los amantes del Bel Canto.

Plaza Fátima fue el escenario en turno para que el Mexico Opera Studio lo hiciera de nuevo: emocionar al público que disfrutó la noche con un concierto de 11 selecciones que rescatan parte de la herencia musical mexicana.

Esta edición de la Gala de Ópera Mexicana inició con la participación de la soprano Belén Marín, quien interpretó “Ah, fidar potessi almeno”, de la ópera Catalina de Guisa del maestro Cenobio Paniagua (1821-1882).

El concierto operístico continuó con el barítono Josué de León, con la ejecución de “Amote Cecilia Bella”, parte de la ópera Olga de Monterrojo  de Antonio de María y Campos (1836-1903); seguida de la participación del  tenor Christopher González, con “Oh mia sposa”, de la ópera Ildegonda de Melesio Morales (1838-1908).

La velada de concierto operístico siguió con el tenor Christopher González, quien repitió con un tema de Ricardo Castro (1864-1907), “Oh, padre soľ” de la ópera Atzimba; José Luis Marrero, bajo-barítono (Ricardo Castro, 1864-1907), quien cantó “¿Por qué un día mis ojos le vieron?”, también de la obra Atzimba, y Kathia Romero, soprano con un tema de Melesio Morales (1838-1908), “Chi puó spegnere” de Ildegonda.

El bajo Juan Carlos Villalobos ejecutó de Carlos Jiménez Malbarak (1916-1994) “No he de doblegarme”, de la ópera La Güera; al tenor Miguel Ramírez le correspondió el  tema Señor de la Muerte, de la ópera Antonie de Federico Ibarra (1946); y Tere Mena Mora, mezzosoprano,  cantó “Bochorno, prima Marieta” de Alicia, también de Federico Ibarra.

El cierre de este recital correspondió al tema “Si mi risa les molesta” de la ópera Alicia de Daniel Catalán, en la  voz del tenor Osvaldo Martínez y “Desnuda” de Daniel Catán (1949-2011) de su obra Il Postino, ejecutada por Jaquez Reyes, tenor.

Los pianistas participantes en este concierto son los maestros Aarón Abinadi, Eduardo Vera y Sergio Garzón, quienes con sus ejecuciones contribuyeron a potenciar las voces de cada interprete.

El director musical Alejandro Miyaki, mencionó que este tipo de conciertos cumple con una de las premisas del Mexico Opera Studio, que es recuperar la obra de los grandes autores mexicanos a la par de que los alumnos conozcan y puedan ejecutar con profesionalismo, el gran legado musical que se tiene.

“Es más fácil para nosotros el encontrarnos con el drama de lo que ocurre en estas historias, y conectar a los cantantes con en público que asiste al Ciclo de Ópera Mexicana, llevándolos de la mano a conocer la obra de estos compositores mexicanos que en otros lugares no son tan conocidos”, agregó.

“También es parte de la magia de interpretar música que no están conocida o popular que es fácil reconocerla como Mozart, Verdi o Puccini tenemos la referencia de voces muy conocidas, pero con autores mexicanos poco conocidos, nos permite explorar nuevos caminos y a los cantantes lograr obtener nuevas experiencias profesionales”, detalló Miyaki.

A su vez, el director escénico Rennier Piñero enfatiza el compromiso del Mexico Opera Studio de encontrar nuevos ejecutantes dentro de la gran cantera que tiene el país, a fin de que mediante una formación académica y con frecuentes participaciones en conciertos y recitales, logren obtener la experiencia y capacidad para triunfar a nivel nacional e internacional.

Piñero refiere que está por concluir en el mes de julio la quinta generación de alumnos del MOS, con varias puestas en escena en los próximos meses.

“Cada año es como una ventana al proceso creativo de la ópera en México que le permita al público otra forma de conectar con otra forma de entender, el mundo de la artes escénicas, de vernos reflejados ahí y de cómo esta expresión musical habla de nuestra propia realidad”, añade Rennier Piñero.