Atala, a 160 años de su primer montaje, vuelve a estremecer con su historia de amor y tragedia

- La puesta en escena, dirigida por Rennier Piñero, vuelve a los escenarios tras 162 años para deslumbrar y apasionar
- El Auditorio Carlos Prieto fue el escenario, las noches del viernes y sábado, para apreciar las potentes voces y la fuerza actoral de los protagonistas, que impresionaron por su intensidad
- Ilustran al público dos expertos en ópera con diálogos previos a la puesta en escena, autoría del mexicano Miguel Meneses
Monterrey, Nuevo León.- Un montaje apasionante salpicado de amor y tragedia es lo que presentó la ópera “Atala” que regresó a los escenarios tras 162 años, gracias a la colaboración entre México: Ópera Studio y Ópera Nuestra Herencia Olvidada.
Dirigida por Rennier Piñero y original del mexicano Miguel Meneses, la puesta en escena se presentó en el Auditorio Carlos Prieto, dentro del Parque Fundidora a dónde acudió un público que se estremeció con las interpretaciones y la maestría de Alejandro Miyaki, director musical y Edgar Vera, quienes ejecutaron las piezas a dos pianos, una técnica extremadamente complicada.
De acuerdo a Miyaki, “Atala” se acerca al bel canto y a “La Traviata”. Está interpretada en italiano, idioma muy de moda en la ópera a finales del Siglo 19.

Dividida en tres actos, sin intermedio, “Atala” cuenta una historia de amor prohibida entre la protagonista y Chactas, quienes pertenecen a diferentes tribus de Lousiana en el Siglo 18.
Chactas pertenece a los natchez y Atala es una india cristiana. Pero desde el primer instante se sabe que este es un romance que no fructificará.
La madre de Atala prometió a la virgen que si su hija lograba sobrevivir nunca se casaría.
A pesar de que ella sabía su destino funesto, hace todo lo que está de su parte, desafiando a su propio padre para salvar la vida de Chactas quien sería juzgado y condenado.

La soprano Ana Rosalía Ramos, quien da vida a Atala es una extraordinaria intérprete. Capaz de alcanzar notas sorprendentes, es una diva en plenitud.
La parte más demandante de su participación es cerca del final de la historia cuando a través de su voz logra compartir la angustia y el dolor de no lograr el amor.
Su contraparte, Eduardo Villalva Arreola, como Chactas, hace gala de poderosas cuerdas vocales.
Aunque al principio, quizá por la naturaleza de su personaje, no sonaba tan vibrante, conforme transcurrió la historia comenzó a demostrar una pasión desmesurada con tal de lograr estar cerca de su amada.

El coro está conformado por la V Generación del México Ópera Studio que cumplen perfectamente con su asignación.
Piñero, quien ya tiene una bien ganada reputación internacional, vuelve a demostrar oficio y nivel como director.
La obra de Meneses, que estuvo perdida durante mucho tiempo, se recuperó por un trabajo de investigación histórica de la musicóloga Áurea Maya y a la edición contemporánea de la partitura realizada junto con el barítono Carlos Reynoso. La ópera mexicana Atala se presentó, luego de 162 años en el olvido y con sus partituras rescatadas y reconstruidas, en el Auditorio Carlos Prieto gracias a la unión de esfuerzos entre el Mexico Opera Studio y Ópera, Nuestra Herencia Olvidada.
José Luis Marrero, Bajo-Barítino, dio vida a Simaghano; Juan Carlos Villalobos, Bajo-Barítono, da vida a Solitario; Jáquez Reyes, Tenor, da vida a Tarmo, en tanto que Josué de León, Barítono, da vida a Mico.
La producción y montaje de Atala fue también posible gracias a los auspicios del Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción Teatral Nacional (Efiartes) y al patrocinio de la empresa Berel.
EXPERTOS DAN EL CONTEXTO HISTÓRICO
La doctora en Historia del Arte por la UNAM y musicóloga, Áurea Maya, en diálogo con el crítico de ópera regiomontano Gabriel Rangel, ofrecieron al público asistente a la primera función de Atala, el pasado viernes, el contexto musical e histórico de la ópera mexicana al momento en que Miguel Meneses la escribió.
La tragedia de amor entre dos jóvenes nativos de dos tribus enemigas, habitantes de la Nueva Orléans del siglo XVIII, que entonces era una colonia francesa, fue compuesta por el mexicano Miguel Meneses en italiano, debido a que era el idioma en boga para la ópera en ese momento, comentaron los dos expertos.
Rennier Piñero, codirector artístico del MOS, presentó a la doctora Áurea Maya como la persona que “escarbó en los archivos, encontró y regaló” los escritos originales de Atala, gracias a lo cual fue posible el montaje ofrecido este fin de semana en el Auditorio Carlos Prieto.

“Miguel Meneses fue un compositor mexicano, no sabemos bien dónde nació, ni en qué año, algunas fuentes dicen que en 1832, otras en 1840, y el lugar en Pachuca, Hidalgo, en Pátzcuaro, Michoacán, o incluso en la propia Ciudad de México”, precisó la musicóloga.
En tanto, Gabriel Rangel destacó que Meneses nace en un momento clave para la historia ópera en México porque ya había terminado la Guerra de Independencia en 1821 y había cierta estabilidad política para la década de los 30, por lo que había surgido cierta efervescencia de la sociedad mexicana en el desarrollo cultural y en particular de la ópera.
Al respecto, la doctora Maya destacó que en esa década de 1830 el Gobierno mexicano financió a una compañía de ópera italiana, por lo que llegaron a México desde Italia nueve cantantes y nueve pianos, quienes presentaron ocho temporadas de óperas con orquestas y coros formados en el país, principalmente del ámbito religioso.
“Van a presentar ocho temporadas de ópera, martes y viernes a las 8 de la noche y algunos domingos, por lo que así fue hasta 1838, por lo que durante ocho años y todavía hasta mediados de la década de 1840 así fue, por lo que va a fortalecer el gusto del pueblo mexicano por la ópera”, destacó la especialista de la UNAM.
Sobre la formación de Meneses, añadió que la mayoría de los compositores de ópera mexicanos fueron autodidactas, si bien se dice también que el autor de Atala fue discípulo de Cenobio Paniagua, otro destacado compositor nacional.
Meneses también habría sido parte, afirmó la musicóloga, del círculo cercano de Agustín Caballero, un sacerdote que puso una academia de música en su casa y que se convirtió en un conservatorio, el cual en 1866 devino en el Conservatorio de la Filarmónica, siendo el propio religioso nombrado su primer director y luego en lo que hoy es el Conservatorio Nacional de Música.
Destacó que parte de la formación de Meneses se dio principalmente por su asistencia a los teatros que por esa época presentaban óperas, por lo que destacó la gran calidad de los compositores mexicanos, pese a su formación autodidacta.
En tanto, Gabriel Rangel destacó que gran parte de esas obras fueron escritas en italiano, debido a la influencia dominante en la época, principalmente por Rossini y Donizetti, dos de los pilares del bel canto.
Sobre el caso particular de Atala, destacó que se trata de la tragedia de Atala y Chactas, dos jóvenes amerindios de dos tribus enemigas de la Nueva Luisiana, un territorio francés del siglo XVIII.