Aquí y Ahora

Adentro le aplauden…Afuera le lloran

Por: Miguel Angel Arritola
Fotos: Miguel Angel Arritola / Gobierno

Adentro todo era un ir y venir de políticos, alcaldes, funcionarios públicos, amigos y familiares.

Afuera era un ir y venir de gente del pueblo, desde el que vende elotes, raspados, golosinas, refrescos hasta las amas de casas, padres de familia y estudiantes

Adentro había un auténtico desfile de celulares, de perfumes de alto grado de olores, de prendas de diseñador y de gente de alcurnia, de buena cuna.

Afuera había gente común y corriente que transitaba en el apuro del trabajo, de la escuela, del hogar.

Gente que estaba en la calle en plena vendimia, gente que había ido por sus hijos a la escuela, gente que salió de su hogar para darle el último adiós a quienes ellos veían como su héroe, como su amigo, como su alcalde, su adorado alcalde.

Adentro le llovían aplausos a las cenizas del Tío Mau…

Afuera le llovían lágrimas de pena y dolor a las cenizas del Tío Mau.

Era el último adiós al amigo…
Era el último adiós al abuelo…
Era el último adiós al alcalde…
Era último adiós al ser humano.

Sí, los bajos del Palacio Municipal de San Pedro se acondicionaron para recibir la urna con las cenizas de Mauricio Fernández, mismas que fueron depositadas por su hija Milarca.

Afuera no estaba nada acondicionado para el pueblo que quería despedir a quien tanto los ayudó.

Unos se sentaron en las banquetas más cercanas a los bajos del Palacio Municipal y otros se postraron a un costado de donde se efectuó la guardía de honor para El Tío Mau.

Las emotivas palabras del gobernador Samuel García hacia Fernández provocaron que la gente que estaba afuera del lugar derramaran una que otra lágrima traicionera que no estaba invitada a tal evento.

Las palabras de Milarca, quien en repetidas veces rompió en llanto, también hicieron efecto entre el público que presenció desde diferentes trincheras la ceremonia.

Una ceremonia tan emotiva como tan triste a la vez.

Adentro lo despedían con aplausos…
Afuera lo despedían con lágrimas…

Tomado de la revista Ajá! con autorización de los Editores.