A lo Regio
Por: José Luis Galván

¿NÚMEROS O UNA ESPANTOSA X? VOTA
Domingo por la mañana. Aún con las lagañas pegadas, corrías a encender la televisión. “En Familia con Chabelo” era más que un programa: era una tradición. Chabelo, un adulto disfrazado de niño, pantalones cortos, voz chillona, energía inagotable. En la pantalla se daban cita padres, madres e hijos para concursar juntos. Se podía ganar desde una bolsa de dulces, una bicicleta, una sala o hasta un comedor completo para el hogar.
Pero no todo era fiesta. Siempre estaba la tómbola, ese cilindro colorido donde se metía la mano temblorosa y salía una ficha. Algunas tenían números, otras… la temida espantosa X. Tres X y estabas fuera, y te ibas a casa sin nada, entre lágrimas, risas forzadas y abrazos de consolación.
Ahora, domingo 1 de junio, nos levantaremos. No para ver televisión, sino para votar. Por primera vez en la historia del país, los ciudadanos vamos a elegir a quienes integrarán el Poder Judicial: ministros, magistrados y jueces. Y aunque no hay tómbola, hay algo parecido: una selección de candidatos propuesta por el Ejecutivo, él mismo poder judicial y filtrada por el Legislativo, presentada en varias boletas que parece más una ruleta que una elección.
Ahí están los números y los nombres. Tú eliges uno, varios, o ninguno y marcas una X. Entonces surgen dudas: ¿Realmente tiene sentido participar? ¿Votar por alguien que ni conoces, que tal vez no volverás a ver jamás, pero que en algún momento firmará una sentencia que puede afectar a miles?
Esa es la disyuntiva: participar o no. Validar o protestar. Asumir el juego o tachar la boleta con rabia. Mi hijo Iker, de 14 años, me comento mientras desayunábamos: «Papá, la justicia no debería ser democrática. No es un concurso de popularidad. Un juez debe saber la ley, no caer bien. Esto no se vota, se estudia.»
Y tiene razón. La justicia no debería depender de las urnas. Pero también es cierto que nuestro sistema venía lastimado, con puertas cerradas, favores vendidos, sentencias compradas. Los mismos jueces se quejaban. Los abogados, ni se diga. Pero, sobre todo, los ciudadanos. Ellos esperaban años por una resolución, que nunca supieron por qué perdieron.
¿Y si esto no es la solución perfecta, pero es el comienzo de una nueva etapa? ¿Y si el poder, aunque imperfecto, ahora se mueve un poco hacia la ciudadanía?
Como abogado, entiendo que las leyes no se aplican solas. Se interpretan. Por eso, aunque el símbolo de la justicia sea una dama con los ojos vendados, no es ciega: simplemente equilibra. Pone en la balanza principios, contexto, y sí, a veces también, voluntad popular.
No sabemos qué vendrá después. No sabemos si esto mejorará o complicará el sistema. Pero hoy, en esta tómbola de decisiones, tenemos una oportunidad. Poner un número. Apostar, aunque sea con dudas. O, si estamos en contra de todo esto, marcar con firmeza una espantosa X.
Pero no quedarse en casa. Porque incluso en los juegos de Chabelo, el que no pasaba al escenario no podía ganar… ni perder. Este domingo, mete la mano en la urna. ¿Vas a sacar un número? ¿O una espantosa X? Vota.